a veces me da miedo perder la lengua
de tanto disfrazarme entre acentos
sin querer queriendo neutralizarme
matar lo propio
dicen que contar es lo último que se pierde

los números resisten en una esquina
flotando en el cerebro primitivo
una rosa color té en el vacío oscuro
quizas entenderíamos mejor si viéramos numeradas
las conexiones en la lengua primordial

perder la lengua no por gusto
más por falta de interlocutor
pero perder la lengua es perderlo todo
es que la reunión pierda la gracia
que lo que no está capitalizado
no tenga valor
perder la lengua es perder el sur

mi lengua la siento cerca en la música y el canto
y en el corazón envuelto en poesía
en el ingenio y el reírse con ganas
sin necesidad de explicar hasta el hartazgo
que me río con una jota marcadísima, insoportable
es ser agradecida por la prosa
y la cotidianeidad de dar vuelta las palabras

mi lengua es código
y cantada tiene un acento casi indestructible
es delatarme de inmediato
revelar coordenadas geográficas
instantáneamente vulnerable

pero un código necesita quien lo descifre
y últimamente me esta matando este silencio de radio
el miedo último es esa falta
porque me faltaría a mí misma
y con quién construir y contar historias
si la lengua misma no se puede contar